2020 significará el fin de uno de los sistemas operativos más utilizados, Windows 7, luego del anuncio de Microsoft de que ya no ofrecerá soporte y actualizaciones para el sistema operativo a partir del 14 de enero de 2020. Sin embargo, las compañías parecen haber tenido una buena racha con este sistema y todavía no están listas para despedirse, como lo revela una encuesta de Kollective a 1.000 profesionales de TI de empresas de EE. UU. y el Reino Unido.
A pesar de las amenazas a la seguridad planteadas por la decisión de Microsoft de suspender las actualizaciones y el soporte al usuario, el 43 por ciento de las empresas aún operan con el obsoleto sistema operativo. Aún peor que este descubrimiento, el estudio dice que el 16 por ciento de las empresas aún son fanáticos acérrimos de Windows XP y Windows Vista, ambos conocidos por su débil seguridad y múltiples vulnerabilidades.
Un dato importante a tomar en consideración es el tiempo que tomará implementar la actualización. Expertos de la industria se encuentran preocupados sobre este tópico, pues temen que la transición no se complete a tiempo debido a los desafíos y obstáculos que pueden surgir. En el pasado, a algunas compañías les tomó hasta tres años para hacer la transición desde la desactualizada Windows XP.
La seguridad, el mayor riesgo
De acuerdo a Julio César Seminario, experto en ciberseguridad de Bitdefender, uno de los mayores riesgos que presenta la resistencia a la actualización radica en la seguridad de los datos sensibles de las empresas. “Las actualizaciones y los parches de seguridad son fundamentales para mantener una red segura y reducir los riesgos. Aquellas empresas que se niegan a abandonar sistemas operativos obsoletos, crean innumerables vulnerabilidades y oportunidades para violaciones de seguridad. Ante esto, la única opción que les queda es realizar un pago por soporte extendido, el cual podría ser superior a $ 1.4 millones al año en el caso de las empresas más grandes.”, aseguró el experto.
De acuerdo a Seminario el no actualizar los sistemas operativos significará además un aumento en los costos de las soluciones de seguridad a implementarse. “La implementación de una solución de seguridad en un sistema obsoleto significará que se tendrán que suplir las diversas falencias que el sistema ya presenta, a su vez que debe responder de forma óptima a las nuevas amenazas que se podrían presentar. Esto significará un esfuerzo adicional para el equipo que dirige esta labor, el cual tendrá una carga de trabajo aún mayor.”, afirmó.
Finalmente, entre los principales problemas con los que las empresas deben lidiar después de la migración se encuentra la introducción de Windows como servicio, que crea una serie de desafíos. Una vez que las compañías hayan actualizado el sistema operativo, sus departamentos de seguridad de TI deberán realizar actualizaciones mucho más frecuentes, lo que puede ser «imposible debido a una infraestructura obsoleta», explicó el CEO de Kollective, Dan Vetras. El 15 por ciento de las empresas desconocía la frecuencia de las actualizaciones, por lo que no tenían una estrategia para administrar actualizaciones a gran escala.